Algunas enseñanzas de Iztapalapa

miércoles, 26 de agosto de 2009 ·

Por: Mario Arce Montoya

Sin lugar a dudas la estrategia seguida en la elección de Delegado de Iztapalapa, el pasado 5 de julio, fue la correcta para hacer frente al intento de la derecha y de los denominados “chuchos”, para evitar el triunfo de Clara Brugada, con lo cual se terminarían los años de dominación que había mantenido por muchos años el grupo encabezado por René Arce Islas (u Oscar Nahúm Círigo Vázquez, su nombre real) sobre el gobierno delegacional y corregir así la corrupción, ineficacia y patrimonialismo que se han señalado como características de los gobiernos delegacionales de la familia Círigo en dicha demarcación.

La injusta decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para retirarle la candidatura del PRD a Clara Brugada, con las boletas ya impresas y apenas dos semanas antes de que finalizara el período de campaña electoral, colocó al movimiento de resistencia civil pacífica y al pueblo de Iztapalapa ante una situación de fraude anticipado, pues hasta entonces las encuestas realizadas en dicha Delegación ubicaban a Clara Brugada muy arriba en las preferencias electorales, con el 30% más respecto a su competidor más cercano y también alejada de otros partidos, incluyendo al PT que entonces contaba con el 2% de las preferencias, teniendo a Rafael Acosta “Juanito” como su candidato a Jefe Delegacional.

La complejidad de la estrategia propuesta por Andrés Manuel López Obrador a la Asamblea del pueblo de Iztapalapa y aceptada por ésta, requería de dos condiciones:

1) se necesitaba una organización ciudadana capaz de transmitir y explicar con claridad a toda la población de Iztapalapa que, para que Clara Brugada pudiera ejercer el cargo de Delegada en esas circunstancias, era necesario votar por el candidato del PT, ya que éste se había comprometido ante la Asamblea a renunciar al cargo en caso de obtenerlo y realizar lo necesario para que Clara pudiera ocupar el cargo en sustitución de él; y

2) se requería de la existencia de un compromiso por parte del candidato del PT y de su Partido para cumplir la palabra empeñada ante la Asamblea, con el pueblo de Iztapalapa y con el movimiento de resistencia civil pacífica; así como del compromiso de los diputados de la Asamblea Legislativa del DF para que, en su momento, ratificaran el nombramiento de Clara Brugada como Delegada.

La primera condición se cumplió a pesar del escaso tiempo que hubo para difundir el mensaje entre la población de Iztapalapa, labor que requirió de visitar casa por casa el medio millón de viviendas que existen en esa Delegación. Un verdadero ejército ciudadano de voluntarios realizó esta tarea, apoyados con los mítines en colonias realizados por el propio AMLO, Clara Brugada, Rafael Acosta y los candidatos a diputados. El resultado obtenido es una muestra contundente de la capacidad de organización que el movimiento de resistencia civil pacífica ha conseguido en el DF durante estos años y que debe seguir creciendo y extendiéndose en todo el territorio nacional.

La segunda condición, que depende de la ética y de la voluntad personal de los involucrados, debería cumplirse también si nos atenemos a que, además de la capacidad de organización, en nuestro movimiento también está ocurriendo esa revolución de conciencias que nos proponemos y que nos parece indispensable para la transformación real de nuestro país; una revolución de conciencias que nos conduzca al quehacer político alejados del engaño, la traición, la tranza y la corrupción.

Recordemos que nuestro movimiento se propone altos objetivos, basado en los ideales más nobles que han sostenido los fundadores de la Patria y todos los pueblos de México a lo largo de su historia. Quienes formamos parte de este gran movimiento nacional estamos obligados a honrar este legado, demostrando nuestro compromiso con sus principios y valores éticos.

Sin embargo, en los días recientes, la prensa, televisión y radio de la oligarquía y la derecha se han encargado de exponer a Rafael Acosta “Juanito”, Delegado electo de Iztapalapa, como alguien que siendo un integrante de nuestro movimiento y habiéndose comprometido ante la Asamblea y el pueblo de Iztapalapa, ahora condiciona su renuncia como Delegado, a cambio de un reparto de cuotas en los cargos del gobierno delegacional; acusa a sus propios compañeros del movimiento de lanzarle amenazas de muerte y los califica como “perros rabiosos”; argumenta que él ganó las elecciones por sí solo; y que del total de la votación obtenida, sólo un 20% fue gracias a Clara Brugada y otro 20% a AMLO.

No debemos olvidar que Rafael Acosta “Juanito” ha tenido la oportunidad de ser protagonista en un hecho histórico para Iztapalapa, para México y para nuestro movimiento; una oportunidad que pudo corresponder a cualquier otro compañero del movimiento y que probablemente pueda volver a ocurrir en otras condiciones, tiempo y lugar; por lo que es importante entender y aprender de esta experiencia.

Estamos a unos días de atestiguar si “Juanito” actuará conforme a la palabra empeñada para orgullo de todos nosotros o si, por el contrario, demostrará que no está a la altura del compromiso que nos debemos como integrantes de este movimiento.

En caso de ocurrir esto último y a pesar del golpe que en ese caso habremos recibido, nuestro movimiento debe continuar y profundizar la labor de concientización entre sus integrantes, conforme a los valores y principios que sostenemos para esta revolución de las conciencias y a la par de nuestras tareas de organización del pueblo y para la defensa de la economía popular, del patrimonio y de la soberanía nacionales.

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